Publicado por: Margarita Londoño |
El conflicto se expresa como una diferencia entre dos o más personas o
grupos, y se caracteriza por la tensión, el desacuerdo, el exaltamiento
de las emociones o la polarización.
En las empresas hay cada vez más diversidad y creciente
interdependencia, razón por la cual también aumentan las probabilidades
de que surjan discrepancias. Como ejecutivo, usted es sólo una voz entre
muchas. Es muy probable que sus responsabilidades excedan su autoridad.
De manera inevitable deberá enfrentar algún conflicto. En la mayoría de
los casos, encararlo abiertamente mejorará sus posibilidades de
alcanzar los objetivos que se ha fijado.
Las personas generan conflictos como resultado del ciclo de las
relaciones humanas. Y cuando los vínculos se quiebran, experimentan
sensaciones de pérdida, decepción, frustración, e incluso un profundo
sufrimiento. Si usted se identifica con esas sensaciones, tendrá una
mejor visión del problema y de la manera de solucionarlo.
Las empresas pueden ser la causa de que su gente sufra o se sienta
abrumada por emociones negativas: un ascenso denegado, un mal informe de
rendimiento laboral, la cancelación de un proyecto con el que se habían
comprometido. En esos casos, las personas experimentan profundas
necesidades que acaso no sean satisfechas, y ello provoca más discordia.
Al enfrentarnos a un conflicto, nuestra reacción natural es la de
pelear, huir o paralizarnos. Pero podemos superar el miedo que sentimos
si dominamos nuestras emociones. Los seres humanos vivimos en muchos
“estados”. Un “estado” es una combinación de sentimientos, pensamientos,
fisiología y comportamiento que, en gran medida, determinan nuestra
manera de actuar. Es posible cambiar un “estado” de negativo a positivo
—del miedo al coraje, por ejemplo—, y hacer lo contrario de lo que
sugeriría el sentido común: ir hacia la persona con la que estamos en
conflicto. ¿Cómo lograrlo? Una táctica clave consiste en aplicar la
capacidad de “visualización”, uno de los mecanismos más poderosos del
cerebro por cuanto da forma al modo en que vemos una situación en
particular y determina cómo actuaremos o reaccionaremos.
Para mejorar el rendimiento, los atletas se visualizan ganando, sin
perder de vista su meta en ningún momento. En realidad, la mayoría de
los individuos de alto rendimiento apelan a ese mecanismo mental para
concentrarse en los beneficios, más allá del miedo o el potencial
peligro.
La visualización también es una herramienta fundamental para alcanzar
un resultado positivo o negativo en el momento de manejar un conflicto.
“El ojo de nuestra mente” está condicionado por experiencias y
elecciones que definen la manera en que vemos el mundo y, en última
instancia, el éxito o el fracaso al enfrentarnos a los conflictos.
En ese tipo de situaciones, muchos líderes se vuelven “rehenes” de
sus miedos interiores, y no ven las oportunidades que les ayudarían a
resolverlos.
George Kohlrieser, profesor de Liderazgo y Conducta Organizacional en IMD. recuperado en http://emprendedoresnews.com/
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